miércoles, 9 de diciembre de 2009

Elección de uno de los artículos y justificación

El artículo que más me ha gustado ha sido el escrito por Domi del Postigo, ya que su forma de redactar y de expresarse me ha parecido más fácil de entender que el resto de artículos. Además, su extensión no era más de un folio y me ha parecido ameno. Otra de las cosas por la que me ha gustado este artículo es el tema del que trata, ya que realiza una crítica en varios ámbitos: por un lado a los políticos y por otro, a la sanidad pública, pero también hace una llamada de atención a la sociedad en general.
En comparación con los otros dos artículos, quisiera destacar en primer lugar que los tres artículos cuentan con una riqueza lingüística inmejorable, a pesar de que cada escritor le dé un uso del lenguaje particular. Por ejemplo, en el caso de Antonio Gala, emplea mayor número de palabras técnicas resultando dificultoso a veces su comprensión.
Sobre artículo de Arturo Pérez Reverte quisiera señalar que el lenguaje usado es de gran riqueza lingüística pero la fragmentación del artículo no me ha parecido de lo más correcto, me ha resultado demasiado extenso, enrevesado y a veces incomprensible.
En mi opinión, Domi del Postigo, demuestra con su composición una gran riqueza lingüística. Con ello no quiero menospreciar a los otros dos autores, ni entrar en un debate interminable, tan sólo señalar, que para mí la forma de expresar de Domi del Postigo es más comprensible, amena y cercana que la de Antonio Gala o la empleada por Arturo Pérez Reverte.
Para concluir con la comparación quisiera destacar el contenido de los mismos:
El artículo de Domi del Postigo, como ante he señalado, es un artículo de protesta, ya que realiza una crítica a la sanidad pública en grandes rasgos, pero además crítica en un primer párrafo a los políticos, y terminando haciendo una llama de atención a toda la sociedad, denunciado la riquezas sociales, las injusticias y crueldades de la sociedad hacia las personas con pocos recursos.
El artículo de Antonio Gala es un artículo crítico, al igual que el anterior, pero en este caso trata sobre el poco beneficio que reciben los/as agricultores/as ya que se pierde las ganancia entre los intermediarios y los perjudicados son los/as campesinos/as y los consumidores.
En último lugar, pero no por ello menos importante, el artículo de Arturo Pérez Reverte es un artículo, bajo mi punto de vista, de homenaje a la labor de un compañero de la profesión, en este caso, a un cámara de televisión. No puedo decir si la historia es real o inventada, pero si quiero señalar que los protagonistas del artículo pueden tener lazos afectivos, puede que la relación laborar haya dado fruto a una amistad entre él cámara y el propio Arturo Pérez Reverte.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Artículo periodístico

La historia que voy a contar ocurrió un sábado por la mañana, la semana anterior a Semana Santa.
Ana, una bordadora cofrade que trabajaba en un taller de bordados, se dirigía a comprar hilo de seda porque necesitaba terminar el trabajo que estaba realizando: una saya para la virgen del Amor que debía estar terminada antes del domingo.
Cuando ella intentó cruzar por el paso de cebra para llegar a la mercería tropezó con el bordillo del acerado con tan mala suerte que se cayó al suelo. Quedó tumbada en la calzada. Intento levantarse rápidamente sin ayuda de nadie, pero le resultó imposible. De inmediato, se presentó una pareja de policías locales, la atendieron y llamaron a una ambulancia para que la vieran.
Cuando llegó la ambulancia Ana estaba en estado de shock: no podía dejar de pensar en terminar la saya, que tenía que ir a la mercería antes de que dieran las dos de la tarde porque a esa hora cerraba, y que no tenía ningún daño aunque le dolía el brazo. El servicio sanitario la atendió, y le recomendó que fuera al hospital para que allí le hicieran una exploración más profunda del brazo, pero esta se negó. Se bajó de la ambulancia, pegó el brazo al cuerpo y siguió su camino hacia la mercería. Con el pantalón y el tacón del zapato derecho rotos, rasguños de sangre en la cara y en la pierna, y con un brazo que apenas podía mover. No había nadie que la parase.
De vuelta de comprar, el dolor era cada vez más intenso. No podía mover el brazo, pero ella seguía en sus treces que debía terminar el trabajo. Al llegar al taller, la cara de Ana era de dolor, pero valiente y dura decidió seguir con su labor. Como vio que no podía, que estaba perdiendo fuerzas en el otro brazo, y el brazo que no podía mover lo tenía cada vez más hinchado, decidió llamar a su marido para contarle lo sucedido. Este de inmediato se presentó en el taller y la llevó al hospital.
Allí le hicieron miles de pruebas, entre análisis de sangre, orina, radiografías…tras ocho horas divagando de un especialista a otro, decidieron mandarla a traumatología para que le dieran el diagnostico definitivo. Entonces, un medico de avanzada edad a punto de la jubilación con ayuda de una joven enfermera en prácticas, decidió acabar con el dolor de Ana y le escayoló el brazo izquierdo desde la altura del humero hasta los huesos metacarpianos de la palma de la mano. Y decidió darle el alta, con el siguiente diagnostico: rotura o desviación del radio tras una fuerte contusión, lesión en el húmero y hematoma en la parte posterior del antebrazo e inflamación de todo el brazo.
El tratamiento: una caja de Myolastan 50 mg para el dolor, una caja de inyecciones para la circulación, una caja pastillas para el estomago y la escayola durante un mes.
Os podéis imaginar, el mes que pasó mi pobre madre. No pudo terminar aquella saya, no pudo disfrutar de su gran pasión la Semana Santa, y su estado de depresión era cada vez mayor.
Por fin llegó el gran día, el día que aquella maldita escayola desaparecería de su brazo. Pero no fue así. Decidieron los “especialistas” dejar la escayola durante un mes más. El estado de mi madre cada vez era peor, se sentía inútil sin su brazo, intentaba crearse artimañas para no tener que depender de nosotros pero no veía resultado. Aun así, le seguía doliendo.
Desesperados, decidimos buscar a un médico, a un verdadero especialista en traumatología, que nos confirmara o refutase el diagnóstico. Nos costó encontrarlo pero lo encontramos. Y tras nueve semanas con la escayola por una supuesta lesión, nos enteramos que todo eso no hubiese hecho falta ya que no sufría nada en el hueso del radio, ni mucho menos en el humero y que con una simple inmovilización de dos días el problema hubiese estado resuelto.
Pero gracias a aquel doctor titulado en no se qué Universidad, si es que tenía titulación, mi madre tiene totalmente paralizado su brazo. Aquel brazo que le servía de mucho. Ese brazo que por mucho que la operaron en tres intervenciones, y muchas horas de rehabilitación para poder conseguir moverlo, no sirvió de nada. Gracias repito de nuevo, gracias a esos doctores que la trataron, mi madre tan solo dispone de un brazo útil, ya que el izquierdo lo tiene totalmente “muerto”.